domingo, 19 de julio de 2009

Para recordarlo siempre;

En una tarde de otoño estamos el y yo, sentados en un banco del parque Centenario. El es sordomudo y yo una loca infeliz-feliz. Mirábamos todo a nuestro alrededor, como si fuera que nunca mas volveríamos a ese lugar, en un momento lo miré, el tenia los ojos cerrados y una sonrisa en su boca. Habrá estado unos segundos así, y yo por ningún segundo deje de mirarlo, nunca lo vi tan pero tan feliz... finalmente abrió sus ojos y lo primero que hizo fue mirarme ami, y con señas me dijo -el viento me estaba susurrando algo en el oído, no le entendí muy bien lo que me quería decir sino me equivoco me decía algo de vos, pero me encanto haberlo sentido, haberlo escuchado...-
Con algo así, el no esperaba otra cosa de mi que mirarlo raro, pero no fue así, le respondí con una sonrisa y le aclaré que esa sonrisa no era de burla sino de felicidad, el me había regalado un momento hermoso... (Y el viento también).


1 comentario:

  1. La historia es encantadora! y eso de que debemos elegir por nosotros mismos el que hacer en nuestras vidas, de que trabajar, que estudiar, coincido: es lo que nos va a hacer mas felices. Gran enseñanza.

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