Caminando con pasos coordinados con el viento soplando fuerte y la lluvia acariciando cada parte de nuestro cuerpo, imaginándonos que cada gota era una caricia, imaginandome que esas caricias venían de tus manos. Como aquella noche de verano, cuando entregamos nuestros cuerpos a la luz de la luna, con besos infinitos y miradas insignificantes que decían demasiadas cosas a la misma vez.
Aquella noche te jure mi amor incondicionalmente y comprendí que nada iba hacer igual.
¿Como explicarle al mundo que te amaba? Si ni siquiera me lo podía explicármelo a mi misma y mucho menos a vos.
Pero eso no importo, desde el primer momento nos dimos cuenta que éramos el uno para el otro, las palabras y explicaciones en aquel entonces sobraban, los "te amo" eran tan poca cosa a comparación con lo que sentíamos que nada estaba a la altura de nuestro amor. No existe palabra que sea perfecta o tan significante que explique lo tan importante sos para mi y serás siempre.